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La Morocha
Era estremecedor, era deslumbrante, nunca la había VISTO tal cual, con la cabeza y los ojos y la nariz y el cabello a veces largo, a veces corto, a veces teñido, con este pezón así, esta rodilla así, ese colgar del brazo, ese sexo respirante, esas orejas largas, esas axilas afeitadas y olorosas a sí mismas, esas rodillas siempre, siempre cariñosas; era ella, era un cuadro de ella, un cuadro de Matisse, un cuadro de Piero de la Francesca, un cuadro de De Kooning, uno de Picasso, uno de Toledo, una Anunciación, yo deliraba, quería lamerla de arriba a abajo, quería escuchar su voz, sentir su pelvis maravillosa, se me endurecía el miembro, se me ablandaba el corazón y se me confundía la cabeza.
La veía en toda su desnudez, a distancia, realmente la veía.
Me detuve junto a un Klee que hablaba de la infancia, hablaba de juegos bonitos, lindos diría ella, y extraños, y Paul Klee me apaciguó, me calmó, no hay pintor más mágico.
7 comentarios:
Fragmento del relato "Bolero", del gran escritor mexicano, y maestro mío, Héctor Manjarrez.
Fotografía de Ben Sandler hallada en Pinterest.
Estoy tratando de volver al ritmo del blog, siberianos. Espero poder pasar por los suyos en estos días.
Besos y cariños para todos.
Qué arte más sensual.
Saludos
El de La Morocha o el de Klee? Jaja, saludos para ti también :)
hermosa! tomate tu tiempo, un placer pasar y leer y ver, el mundo desde vos <3
Eres un sol, Gabriela querida. Muchas gracias!
Para mí también siempre es un regalo poder pasar a visitarte.
Te mando muchos besos :)
Ese es el retrato de una mujer sexi
Y combativa, Chaly.
Muchos besos.
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