miércoles, 20 de enero de 2010

¿Qué hay al oeste del Sol?


-Al sur de la frontera, al oeste del sol -dijo.
-¿Qué es eso de "el oeste del sol"?
-Existe de verdad -dijo-. ¿No has oído hablar de la histeria siberiana?
-No.
-Lo leí en alguna parte hace tiempo. Creo que cuando iba al instituto. No logro recordar dónde, pero, en fin, era una enfermedad que sufrían los campesinos en Siberia. Imagínatelo: eres un campesino y vives solo en los páramos de Siberia. Trabajas la tierra un día tras otro. A tu alrededor, hasta donde alcanza la vista, no hay nada. El horizonte al norte; el horizonte al este; el horizonte al sur; el horizonte al oeste. Nada más. Todos los días, cuando el sol sube por el este, vas al campo a trabajar. Cuando alcanza el cénit, descansas y comes. Cuando se oculta tras el horizonte, al oeste, vuelves a casa y duermes.
-Una vida muy distinta a la de llevar un bar en Aoyama.
-Sí -dijo ella sonriendo. Y ladeó un poco la cabeza-. Muy distinta. Y eso, día tras día, año tras año.
-Pero en Siberia, en invierno, no se pueden cultivar los campos.
-No, claro -dijo Shimamoto-. Durante el invierno te quedas en casa trabajando en cosas que puedas hacer en el interior. Y, al llegar la primavera, vuelves a salir al campo. Tú eres ese campesino. Imagínatelo.
-De acuerdo.
-Y entonces, un día, algo muere dentro de ti.
-¿Algo muere? ¿El qué?
-No lo sé. Algo. La fuerza de mirar, día tras día, cómo el sol se eleva por el este, cruza el cielo y se hunde por el oeste, algo, dentro de ti, se quiebra y muere. Y tú arrojas el arado al suelo y, con la mente en blanco, emprendes el camino hacia el oeste. Hacia el oeste del sol. Y sigues andando como un poseso, día tras días, sin comer ni beber, hasta que te derrumbas y mueres. Esto es lo que se llama histeria siberiana.
Intenté representarme la imagen de un campesino siberiano caído de bruces en el suelo, agonizando.
-¿Qué hay al oeste del sol? -pregunté.
Ella volvió a negar con la cabeza.
-No lo sé. Tal vez no haya nada. O tal vez sí. En todo caso, es un lugar distinto al que está al sur de la frontera.

22 comentarios:

Espérame en Siberia dijo...

Me atrasaré en la respuesta de sus latidos, pero de que los quiero, los quiero, mis Siberianos.

Muá.

galmar dijo...

la fotografía me ha recordado el verano en la playa en ézaro :)

José dijo...

la fotografía nos dice todo, muy buen ;)

Salu2

eMiLiA dijo...

Tengo que conseguir ese libro.

Y justo hablando de Siberia, mi siberiana...

Un abrazo!

BUENAS NOTICIAS dijo...

Siberiana, que no te coja esa histeria.....
Te mando un abrazo fuerte.
Voy a pensar esto del oeste del sol. Me he quedado inquieta. Muaaaaaaas

dEsoRdeN dijo...

El Soloeste, quizás?

Anónimo dijo...

quizás la perdición esté en el oeste.

(o no)





biquiños

galmar dijo...

Besos!

urquijo71 dijo...

muy bueno, a veces aquí nos sentimos como en siberia, sin nada a nuestro alrededor

. dijo...

Es que Siberia es mucha Siberia... y el miedo al vacío, a no abarcar, acaba por desesperarnos.

(No, no habolo de mi infancia, más bien de la adolescencia y de los vaivenes hormonales qe conlleva :))

Rick dijo...

No es un lugar, es un deseo: el deseo de ver el sol, de seguir trabajando, de seguir vivo.
Para los siberianos, la vida es el trabajo; memoria latente del zarismo, memoria latente de la esclavitud.

Coop. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Coop. dijo...

Esperanza, tal vez sea eso lo que hay al "oeste del sol".

Me ha encantado esta entrada, brillante.

Muuá.

X dijo...

Al oeste del sol... está el este. :-)

χαμόγελα dijo...

de que libro sacas estos textos esque me estan dando unas ganas de leerlo :)

Cristinota dijo...

GRANNNDE LA FOTO!! me recuerda a mis veranos en la orillita del mar, se encuentra a gente muy peculiar :D

Rocío dijo...

Capaz que en el oeste del sol me encuentro yo 8-) quien sabe no. Uno puede estar en todas partes. Un beso mi valiente siberiana, la quiero mucho.

enne dijo...

vaya, qué bonito :)

light my fire dijo...

pues probablemente nadie lo llegue a saber nunca,
si mueren en el intento..
yo tampoco había oido hablar de la histeria siberiana.
espero que nunca se me de por confundirme, creerme siberiana, y que me pille!

little sister dijo...

El oeste del Sol...
Brillante.

Ignacio Vanini dijo...

Me gustó el relato. Quiero más, quiero más. Quiero que publiques más de estos relatos, che (perdón el tono mandón, pero me gustó muuucho).

Jimena del Solar dijo...

Monótno, aburrido.. yo también terminaría muriendo así. Me encató!

Es de un libro cierto?