Llevábamos nueve años en la costa catalana y ya nos íbamos, faltaban dos o tres días para el fin del exilio, cuando la playa amaneció toda cubierta de nieve. El sol encendía la nieve y alzaba, a la orilla del mar, un gran fuego blanco que hacía llorar los ojos.
Era muy raro que nevara en la playa. Yo nunca lo había visto, y sólo algún viejo vecino del pueblo recordaba algo parecido, de tiempos remotos.
Se veía muy contenta la mar, lamiendo aquel inmenso helado, y esa alegría de la mar y esa blancura radiante fueron mis últimas imágenes de Calella de la Costa.
Yo quise responder a despedida tan bella, pero no se me ocurrió nada. Nada que hacer, nada que decir. Nunca he sido bueno para los adioses.
8 comentarios:
Tengo una idea, siberiana, te espero en esta costa catalana, ¿qué te parece?
Yo tampoco soy buena para los adioses...
El texto es de Galeano, verdad?
un beso enorme, princesa!!!
Porque es mejor decir hasta pronto y no adiós. Además, la mar estaba contenta porque tenía algo nuevo que rompiese su monotomía. Y la nieve cayó sobre la playa porque quería dar una despedida mágica, que nunca olviden quienes la vean.
Un saludo :)
Y quien es bueno para decir adios? NO ES MI CASO, jaja.
te quiero
Q imagen tan evocadora, es normal quedarse sin palabras.
las despedidas son feas.. pero después de una despedida siempre viene una bienvenida. Es un ciclo.
Creo que la gente no siempre está preparada para los adioses . Tu texto es magico *---* Me ha encantado.
Un besito , que estés bien.
Hasta una nueva Publicacion :)
Uff ¿y quién lo es?
Me encantaría ver nevar en una playa. Me recuerda a la peli "Eterno resplandor de una mente sin recuerdos"
Creo que fue una de las primeras veces que vi ese suceso. Se me antojó irreal, casi trucado. Sé que debe ser posible pero mi mente intoxicada de la simple asociación playa-verano se complica con esas cosas.
Un besoo♥
Aprendí mucho de la plática que tuve ayer. Mucho mucho mucho :)
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