"Ningún hombre es una isla". A esto me atrevo a añadir: ningún hombre es una isla, pero cada uno de nosotros es una península: mitad conectado con el continente familiar, la sociedad, la tradición, la ideología, etcétera, y mitad conectado solo con los elementos y en profundo silencio.
Somos penínsulas -y penínsulas es lo que siempre deberíamos ser-. (...) Nosotros, seres humanos, nos pertenecemos el uno al otro, pero no al modo de los fanáticos, y no del modo comercialmente infantil. Pertenecemos el uno al otro en el sentido, a veces alcanzado, por la buena literatura: el regalo de la curiosidad, la capacidad de imaginar lo que es vivir en la piel del otro.
10 comentarios:
Ya lo dijo el poeta y hace poco tambien lo leí de Murakami...Nadie es una isla, por mucho que queramos solo somos cuando nos interrelacionamos con los demás. Esos son los verdaderos puentes, no los muros que aislan a otros convirtiendolos en islas.
Gran fragmento, me lo llevo prestado como la buena literatura, imaginando lo que pudo sentir el otro.
Besos.
Muchas gracias por tu visita y tu reflexión, Mukali. Son tiempos difíciles para tender puentes, pero nada es imposible.
Un fuerte abrazo.
TU comparación es una realidad evidente Y sincera.
No mentir, es verse tal como uno es, sin ilusionarse
y sin falsedades, por ello, te esperamos para leer
tu siguiente razonamiento.
Gracias. Un beso.
Siempre necesitaremos de alguien, aunque esto nos duela.
Besos
Gracias a ti por tu comentario, Ángel.
También recibe un abrazo y un beso.
Sin duda. No somos nada sin los otros.
Abrazos, Chaly.
Me gusta esa imagen de las personas como penínsulas. No creo que podamos vivir solos; la vida es, en esencia, fusión con el Otro. Sin comunicación simplemente no existiría ningún tipo de vida.
Bonito texto y reflexión.
Besos peninsulares :)
Qué bueno que te gustara, querida Hiro. El texto lo rescaté de Amos Oz, lo publicó el otro día en El País Semanal.
Y creo que tiene toda la razón.
Un besazo, bella :)
Muy cierto.
Besos :)
Más besos para ti :)
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