domingo, 1 de febrero de 2009

Frida


De regreso al estudio. Otra vez, primer día de colegio. Faltan tres meses, veinte días y cinco horas para las próximas vacaciones. El profesor no preparó la clase. Parece que el nuevo curso lo toma de sorpresa. Para salir del paso, ordena con una voz aprendida de memoria:
-Saquen el cuaderno y escriban con esfero azul y buena letra, una composición sobre las vacaciones.
Mínimo una hoja por lado y lado, sin saltar renglón. Ojo con la ortografía y puntuación. Tienen cuarenta y cinco minutos. ¿Hay preguntas?

Nadie tiene preguntas. Ni respuestas. Sólo una mano que no obedece órdenes porque viene de vacaciones. Y un cuaderno rayado de cien páginas, que hoy se estrena con el viejo tema de todos los años: "¿Qué hice en mis vacaciones?"
En mis vacaciones conocí a una sueca. Se llama Frida y vino desde muy lejos a visitar a sus abuelos colombianos. Tiene el pelo más largo, más liso y más blanco que he conocido. Las cejas y las pestañas también son blancas. Los ojos son de color cielo y, cuando se ríe, se le arruga la nariz. Es un poco más alta que yo, y eso que es un año menor. Es lindísima.

Para venir desde Estocolmo, capital de suecia, hasta Cartagena, ciudad de Colombia, tuvo que atravesar pácticamente la mitad del mundo. Pasó tres días cambiando de aviones y de horarios. Me contó que en un avión le sirvieron el desayuno a la hora del almuerzo y el almuerzo a la hora de la comida y que luego apagaron las luces del avión para hacer dormir a los pasajeros, porque el cielo del país por donde volaban era de noche.

Así, de tan lejos, es ella y yo no puedo dejar de pensarla un solo minuto. Cierro los ojos para repasar todos los momentos de estas vacaciones, para volver a pasar la película de Frida por mi cabeza. Cuando me concentro bien, puedo oír su voz y las palabras enredando el español.
Yo le enseñé a decir camarón con chipichipi, chévere, zapote y otras cosas que no puedo repetir. Ella me enseñó a besar.

Fuimos al muelle y me preguntó si había besado a alguien, como en las películas. Yo le dije que sí, para no quedar como un inmaduro, pero no tenía ni idea y las piernas me temblaban y me puse del color de este papel.
Ella tomó la iniciativa. Me besó. No fue tan difícil como yo creía.
Además fue tan rápido que no tuve tiempo de pensar "¿qué hago?", como pasa en el cine, con esos besos larguísimos. Pero fue suficiente para no olvidarla nunca.

Casi no pudimos estar solos Frida y yo. Siempre estaban mis primas por ahí. Sólo el último día, para la despedida, nos dejaron en paz. Tuvimos tiempo de comer raspados y de caminar a la orilla del mar.
Un negrito pasó por la playa vendiendo anillos de carey y compramos uno para cada uno. Alcanzamos a hacer un trato: no quitarnos los anillos hasta el día en que volvamos a encontrarnos.
Nos tocó decirnos adiós, como si apenas fuéramos conocidos, para no hacer el ridículo, para no ir a llorar ahí, delante de todo el mundo.

Ahora está muy lejos. En (esto es el colmo de lejos), ¡en Suecia!
Para mí la vida se divide en dos: antes y después de Frida. No sé cómo pude vivir estos once años de mi vida sin ella. No sé cómo hacer para vivir de ahora en adelante. Paso revista, una por una, a todas las niñas de mi clase: ¿las habrá besado alguien?

Levanto la cabeza del cuaderno y me encuentro con los ojos del profesor clavados en los míos.
-A ver, Santiago. Léanos en voz alta lo que escribió tan concentrado. Y yo empecé a leer con una voz automática, la misma composición de todos los años:
"En mis vacaciones no hice nada especial. No salí a ninguna parte, me quedé en la casa, ordené el cuarto, jugué futbol, leí muchos libros, monté en bicicleta, etcétera, etcétera."

El profesor me mira con una mirada lejana, incrédula, distraída.
¿Será que él también se enamoró en estas vacaciones?

4 comentarios:

alas dijo...

me ha gustado mucho este relato!! :)

ohhh_girl dijo...

que precioso que es....!

porque abre demorado en leerlo????


ay mariana que cosas bellas que compartis! yo voy a hacer una mini biblioteca de lo que tus ojos de lectora recomiendan...


el principio me recordo las redacciones escolares, y dp pense... asi es la vida.. nos pasan cosas, pero poquitos se enteran... siempre queremos aparentar "normalidad"...


bueno, yo no te voy a besar ni nada x el estilo... ni ningunA es frida ni ninguna es hombre, pero quiza al comenzar tus clases, puedas decir que viajaste y podamos cometer locuras en vivo y en directo... aca en montevideo...

al final no son solo las historias de amor las q merecen la pena ser contadas no?... sino que las de amistad, que pueden llegar a durar hasta una vida... tmb dejan su huella imborrable... C: Ü

evaporar dijo...

Si??
Bresson es muy grande.. El domingo me regalaron un libro de fotografía con el periódico. Y salían fotos suyas, cada foto tenía su anécdota y me pareció muy interesante!
A Doisneau no lo conozco, pero voy a buscarlo a ver qué tal ;)

Gracias, besos!

Franelì dijo...

Realmente encantador.
Me gusto mucho el final, aunque cuando comenzaste a relatar las vacaciones fue lo mejor. No sé porqué la palabra lindísima rebotó en mi mente durante unos segundos, mientras mis ojos sin concentración seguían leyendo las palabras que después tuve que volver a leer.

brillante♥